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    Excavación de una tumba hispano-visigoda en Ojo Guareña

    Tumba hispanovisigoda en Ojo Guareña. Crédito:Miguel Ángel Martín Merino

    Este verano, una tumba empotrada en la roca junto a la entrada principal de la Ermita de San Tirso y San Bernabé situada en el conjunto kárstico de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos) fue excavada; su estructura de losas sostiene el esqueleto de un individuo adulto en posición supina, con la cabeza hacia el oeste, situado entre dos pequeños bloques de piedra caliza.

    Esta excavación fue motivada por las nuevas cronologías que ofrece el proyecto de datación del Patrimonio Cultural Complejo Kárstico Ojo Guareña (2017-2021). Una de las fechas obtenidas en 2020 muestra una cronología del período hispano-visigodo relacionada con la transición entre finales del siglo VII y principios del VIII, mientras que los restos humanos del nivel inferior están asociados con una fase de transición entre finales del siglo VIII y principios del IX, en la Alta Edad Media.

    "En ambos casos, estos empujan la evidencia conocida hasta la fecha para el inicio del culto cristiano en este sitio emblemático hace varios siglos, "dice Ana Isabel Ortega, arqueólogo adscrito a la Fundación Atapuerca y al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

    Los estudios antropológicos, especialmente los análisis de isótopos estables de hidrógeno, carbono y estroncio, junto con la datación de los restos, ofrécenos un vistazo a la vida de esta persona, que podría haber estado asociado con los primeros ermitaños que buscaban un retiro en este entorno idílico donde poder vivir en aislamiento, durante siglos de grandes turbulencias vinculadas a la llegada de los moriscos, al igual que en otros lugares cercanos al curso superior del río Ebro y sus afluentes en el sur de la provincia de Cantabria, el norte de Burgos, Álava y La Rioja.

    Aparte de Ortega, el equipo de excavación estuvo formado por Pilar Fernández, Sofía de León y Raquel Lorenzo, restauradores en el CENIEH, y Miguel Ángel Martín. Los otros colaboradores fueron Aitor Fernández, un empleado del Ayuntamiento de Merindad de Sotoscueva, así como Clara López, Alberto Gómez y Eduardo Sainz Maza, que son guías de la Cueva de San Bernabé. Josu Riezu y Txus Riezu también brindaron su apoyo.

    Una vez concluida la excavación y recuperados los restos humanos, estos serán consolidados y restaurados en el CENIEH. Posteriormente serán objeto de citas, estudios morfométricos y paleopatológicos, mientras que Ana Belén Marín y Borja González, investigadores del Grupo de I + D + i EvoAdapta de la Universidad de Cantabria, participará en estudios isotópicos.

    Centro del cristianismo

    La Cueva de San Bernabé se convirtió en un eje del cristianismo durante la Alta Edad Media como centro de religión y peregrinaje, con la fundación de una iglesia dedicada a San Tirso y San Bernabé en un proceso que se apropió del antiguo santuario pagano en las cuevas del enclave kárstico de Ojo Guareña, íntimamente ligado al proceso que dio origen al Reino de Castilla.


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