No existe una identidad de género inherente asociada con los automóviles o cualquier objeto inanimado. La percepción de género puede variar según las culturas, las perspectivas y los individuos. Por razones culturales o de marketing, ciertos modelos de automóviles pueden asociarse con estereotipos, pero se trata de construcciones sociales más que de cualidades intrínsecas de las máquinas.