Hay algunas pruebas que respaldan ambos lados del argumento. Por ejemplo, un estudio de 2017 realizado por el Pew Research Center encontró que los millennials tienen más probabilidades que las generaciones mayores de decir que conocen a alguien que es transgénero. Además, un estudio de 2018 realizado por la Universidad de California en Berkeley encontró que los millennials tienen más probabilidades que las generaciones mayores de creer que el género es un espectro.
Sin embargo, también hay evidencia que sugiere que los millennials son más conservadores en cuestiones de género que las generaciones mayores. Por ejemplo, un estudio de 2016 realizado por Barna Group encontró que los millennials tienen más probabilidades que las generaciones mayores de creer que hombres y mujeres deberían tener roles separados en la sociedad. Además, un estudio de 2017 realizado por el Public Religion Research Institute encontró que los millennials tienen más probabilidades que las generaciones mayores de creer que las personas transgénero deberían usar baños públicos que correspondan con su identidad de género.
En general, la evidencia es contradictoria sobre si los millennials son rebeldes de género o están regresando a la tradición. Es probable que haya variación entre los millennials en estos temas, y que algunos de ellos sean más tolerantes con la diversidad de género que otros.