No hay evidencia científica que sugiera que el amor por la caza de gangas sea hereditario. Las personas que disfrutan de la caza de gangas pueden compartir ciertos rasgos o valores de personalidad, pero no son necesariamente genéticos. Factores como la educación, la cultura y las experiencias personales pueden influir en la probabilidad de que una persona disfrute de la búsqueda de gangas.