En el vasto reino de los números, algunos destacan por un atractivo que cautiva tanto a los científicos como a los espiritistas. Uno de esos números, que ha sido objeto de intriga durante décadas, es el aparentemente ordinario número de tres dígitos:137 .
Para muchos, el número 137 es más que un simple valor numérico. Es un puente entre el mundo tangible de la ciencia y el reino intangible del misticismo.
"137 continúa disparando la imaginación de todos, desde científicos y místicos hasta ocultistas y personas de los sectores más remotos de la sociedad", afirma Arthur I. Miller, profesor emérito de historia y filosofía de la ciencia en el University College de Londres. Su libro, 137:Jung, Pauli and the Pursuit of a Scientific Obsession, profundiza en esta fascinación.
Para el mundo de la física, 137 es sinónimo de constante de estructura fina. Esta constante, representada como aproximadamente 1/137.03599913, mide la fuerza de la fuerza electromagnética, según el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología. Esta fuerza gobierna cómo las partículas elementales cargadas, como los electrones, interactúan con los fotones de la luz.
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología describe la constante de estructura fina como una de las constantes físicas clave del universo. Michael Brooks, en un artículo de New Scientist, explica:"Este número inmutable determina cómo arden las estrellas, cómo ocurre la química e incluso si los átomos existen".
En este vídeo, el físico británico Laurence Eaves explica que si la constante de estructura fina tuviera un valor diferente, "la física, la química y la bioquímica serían totalmente diferentes, y es posible que no estuviéramos presentes para hablar de ello".
En diciembre de 2020, la revista Nature informó de un gran avance. Un grupo dirigido por Saïda Guellati-Khélifa en el laboratorio Kastler Brossel en París informó sobre la medición más precisa de la constante de estructura fina. Sus hallazgos, que fueron casi tres veces más precisos que la mejor medición anterior de 2018, mostraron el valor de la constante hasta el undécimo decimal.
Más allá de su importancia científica, 137 ha sido visto como un número con implicaciones metafísicas más profundas. El astrofísico inglés Arthur Eddington, una figura fundamental en la validación de la Teoría General de la Relatividad de Einstein, veía el 137 como un número con ramificaciones espirituales. Creía que tal vez los misterios del universo podrían desentrañarse a través de los números, siendo el 137 la clave.
La intersección de la teoría cuántica y la relatividad, explorada por el pionero de la física cuántica Wolfgang Pauli con la ayuda de Carl Jung, también destacó la importancia del 137. El atractivo de este número era tan profundo que en 1936, Nature publicó un artículo titulado "El misterioso número 137". "
El número 137 no sólo resuena entre los científicos. Tiene importancia en la Cabalá, una forma de misticismo judío. Como detalla este artículo de Billy Phillips de Kabbalahstudent.com, el número aparece con frecuencia en la Torá, marcando la esperanza de vida de figuras como Ismael y Leví. El concepto de los cabalistas de conectarse con la luz o lograr la iluminación refleja la relación de la constante de estructura fina con la luz en la física.
Para aquellos que quieran profundizar en el misterio del 137, consideren agregar el libro "137:Jung, Pauli y la búsqueda de una obsesión científica" a su biblioteca. Ofrece una exploración exhaustiva de la historia y el significado de este enigmático número.
El número 137, ya sea visto a través de la lente de la ciencia o de la espiritualidad, sigue siendo uno de los mayores misterios de nuestro tiempo. Su doble significado en ambos ámbitos lo convierte en un número importante que continúa intrigando tanto a los buenos físicos teóricos como a los espiritualistas.
El físico Richard Feynman predijo que la tabla periódica terminaría en 137, basándose en las reglas de la relatividad.