Crédito:Pixabay/CC0 Dominio público
En una semana en la que el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, admitió haber infringido las normas de confinamiento por la COVID-19, un nuevo estudio descubrió que las comunicaciones gubernamentales imparciales, transparentes y veraces son fundamentales para lograr y mantener la confianza del gobierno durante las emergencias de salud pública.
La investigación, dirigida por la Universidad de Portsmouth, encontró que en emergencias de salud pública, los gobiernos deben ser responsables, actuar con rapidez y establecer un diálogo franco y oportuno con el público para fomentar la confianza y la cooperación, y aliviar el miedo.
El profesor Jia Liu de la Escuela de Negocios de Portsmouth, el Dr. Yasir Shahab de la Universidad de Xijing y Hafiz Hoque de la Universidad de York exploraron qué tan bien el público confía en el gobierno para tomar las medidas apropiadas para combatir las emergencias de salud pública y cómo esta confianza podría impactarlos en la prevención. la propagación de COVID-19.
El estudio, publicado por el British Journal of Management , analizó datos globales de la Encuesta internacional sobre coronavirus compuesta por 111 196 encuestados en 178 países entre el 20 de marzo y el 8 de abril de 2020. Esta investigación proporciona la primera evidencia global de que las políticas de respuesta gubernamentales integradas junto con las medidas sanitarias de contención y el alivio económico son cruciales para ganar confianza y apoyo público.
Los investigadores encontraron que la efectividad de estas medidas y restricciones dependía de la cooperación de los individuos, fundada en la confianza pública.
El profesor Jia Liu dice que "la confianza se ha investigado ampliamente, en diferentes entornos desde diversas perspectivas, sin embargo, las medidas gubernamentales y cómo afectan la confianza pública no se han estudiado a escala global, ni en el contexto de una emergencia de salud pública".
"Investigamos qué factores determinaron la confianza pública cuando los gobiernos tomaron medidas contrarias al comienzo de la pandemia de COVID-19, brindando información vital para gestionar la crisis y sus consecuencias".
"Descubrimos que las personas se ven influenciadas positivamente por la imparcialidad, la eficacia y la responsabilidad de las agencias gubernamentales, además de las campañas de información pública. Las comunicaciones honestas mantienen informados a los ciudadanos, los ayudan a comprender la pandemia, evitan el escepticismo y fortalecen la confianza en el gobierno".
Las políticas introducidas para contener brotes, incluidas restricciones, pruebas y rastreo de contactos, mitigaron la amenaza percibida del virus y redujeron la sensación de vulnerabilidad e incertidumbre del público. El apoyo económico para los empleados y las empresas también aumentó la confianza del público, lo que alivió los temores de que las personas no pudieran sobrevivir financieramente durante la pandemia. Estas medidas demostraron el compromiso de los gobiernos de cumplir con las expectativas de los ciudadanos para salvaguardar su salud y bienestar económico.
Los investigadores descubrieron que la contención de la enfermedad tuvo un gran impacto en la confianza pública en el gobierno. Se descubrió que los países que aplicaron restricciones estrictas, incluida China, tenían un mayor sentido de confianza pública, ya que permitieron la contención efectiva del virus desde el principio. Sin embargo, en lugares que no hicieron cumplir estrictamente los bloqueos y las restricciones, como Suecia, se observó que la confianza pública disminuía. El enfoque de no intervención del gobierno, la suspensión del rastreo de contactos y los retrasos en las respuestas del gobierno contribuyeron a esta desconfianza compartida.
Si bien las restricciones inicialmente aumentaron la confianza pública, cuanto más se extendieron, más afectaron las libertades sociales de las personas, causando estrés, ansiedad e incluso resentimiento, provocando un comportamiento rebelde y generando desconfianza en el gobierno.
Se descubrió que los países que han experimentado emergencias de salud pública anteriores, incluidos el SARS y la gripe porcina, cumplen mucho más en el esfuerzo por prevenir la propagación de COVID-19. El gobierno y el público habían aprendido de crisis anteriores, habían reconfigurado sus sistemas de bienestar y estaban más equipados para contrarrestar pandemias, lo que incluía concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de imponerles restricciones severas en tiempos de crisis.
El profesor Jia Liu dice que "para superar la naturaleza global de la crisis y estimular la recuperación económica, las naciones deben trabajar juntas de manera abierta y honesta con los políticos, lo que indica niveles sin precedentes de confianza mutua".
"El mantra 'estamos todos juntos en esto' nunca debe olvidarse y el espíritu de comunitarismo que esto invoca debe convertirse en respuestas internacionales coordinadas a la pandemia".
"La creación de una alianza global de este tipo empoderará a los países en la lucha contra todas las emergencias públicas futuras, incluidas las amenazas para la humanidad que plantea el calentamiento global".