Kajsa Hansson, recién ascendida a doctora en economía en la Universidad de Linköping. Crédito:Thor se negó
Así como las ilusiones ópticas pueden engañar al ojo para presentar una imagen distorsionada de la realidad, las ilusiones morales pueden engañar nuestra capacidad de toma de decisiones, haciéndonos más egoístas. Esta es la conclusión de una tesis doctoral recientemente presentada por la Universidad de Linköping. Pero los resultados también muestran que es más probable que votemos por el bien de todos cuando participamos en decisiones democráticas.
"Tendemos a usar lo que podemos llamar un 'margen de maniobra moral' para justificar decisiones egoístas. Esto significa que podemos actuar de manera egoísta en ciertas situaciones, sin sentir que nuestras acciones son moralmente incorrectas", dice Kajsa Hansson, doctora en economía recién ascendida. en la Universidad de Linköping, con una tesis titulada "Ilusiones morales".
En la tesis, examina varios aspectos de lo que denomina "ilusiones morales" y las compara con las ilusiones ópticas. Ella concluye que podemos modificar nuestra moral en algunas situaciones para aumentar el beneficio propio.
"La justicia está en el ojo del espectador. Pero he usado una definición amplia de moralidad, y no juzgo si cierto tipo de justicia es buena o mala. En cambio, uso la idea de si una persona experimenta que no están a la altura de su propia noción de buena moralidad", dice Kajsa Hansson.
Las ilusiones morales surgen principalmente en situaciones competitivas cuando muchas personas compiten por las mismas recompensas. Esta es una consecuencia de los mecanismos psicológicos que hacen que evalúemos la equidad de manera diferente, dependiendo de si tenemos éxito o no. Este es particularmente el caso cuando carecemos de información sobre la equidad de la situación. Cuando el cerebro intenta completar la información que falta, puede crear una imagen que no se corresponde con la realidad, de la misma manera que ocurre con una ilusión óptica.
Un ejemplo es cómo vemos perder. Si perdemos, tendemos a culpar a que el campo de juego no estaba nivelado o que el juego estaba amañado. Cuando ganamos, en cambio, lo explicamos por nuestras excelentes habilidades de juego. Esta tendencia puede describir por qué las personas exitosas creen que el mundo es una meritocracia y que, por lo tanto, las desigualdades económicas son justas.
Kajsa Hansson también investigó cómo reaccionamos a las decisiones cuando podemos evitar información que puede alentar un comportamiento desinteresado. En este caso, nuevamente, nuestra moralidad puede verse alterada, ya que somos reacios a buscar más información que corre el riesgo de darnos mala conciencia. Dicha información puede obligarnos a actuar desinteresadamente.
Hay, sin embargo, una situación en la que las ilusiones morales no juegan un papel:cuando las decisiones se toman democráticamente. Este puede ser el caso de las decisiones tomadas por el parlamento nacional, pero también se aplica en los comités de clubes, empresas, etc., donde varias personas están involucradas y toman decisiones colectivamente. Este resultado contradice la teoría actualmente aceptada, que dice que nos volvemos menos morales cuando la responsabilidad de una decisión se comparte entre varias personas. Este fenómeno se conoce como la "difusión de la responsabilidad".
"Cuando las decisiones se toman democráticamente, siempre hay alguien más a quien culpar, y estudios previos han demostrado que nos volvemos más egoístas cuando la responsabilidad de una decisión se reparte entre varias personas. Sin embargo, nuestros resultados no respaldan la idea de que las personas se vuelvan menos moral al tomar tales decisiones. De hecho, todo lo contrario", dice Kajsa Hansson.
En el estudio, Kajsa Hansson y sus colegas realizaron tres experimentos en los que los participantes deben elegir si donar o reclamar dinero. En algunos experimentos, la decisión fue democrática entre varios participantes; en otros los participantes actuaron individualmente. Los resultados mostraron que no era posible ver ningún comportamiento egoísta. De hecho, demostraron que las personas tienden a ser más generosas en este escenario.
"Nuestros resultados son en realidad muy buenas noticias. Sugieren que poseemos la percepción de que tomamos decisiones por los demás y actuamos colectivamente. Podemos especular que las personas se dan cuenta de que podemos contribuir más al bien común cuando todos contribuyen", dice Kajsa. Hansson.
La tesis considera la toma de decisiones en una perspectiva amplia y analiza cómo la moralidad la afecta. Kajsa Hansson cree que puede ayudarnos a entendernos mejor.
"Puede que no siempre estemos de acuerdo con las interpretaciones de la realidad de todos, pero podemos entender de dónde vienen". La moralidad juega un papel en las teorías de conspiración y los comportamientos de prevención de COVID-19