Crédito:Asociación RUVID
Guillem Pérez Jordà y Salvador Pardo Gordó, investigadores del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universitat de València, firmar un artículo en el Revista de ciencia arqueológica Informes que investigan la llegada de cultivos frutales a la Península Ibérica mediante el estudio de restos arqueobotánicos. Se estima que el cultivo de estas especies se inició en la actual Comunidad Valenciana alrededor de 3, 000 años atrás, coincidiendo con un importante desarrollo social y económico.
En lugares como Fonteta (Guardamar del Segura), Barranc de Beniteixir (Piles), Peña Negra (Crevillent) o L'Alt de Benimaquia (Dénia), Se ha podido fechar el cultivo de árboles frutales como la uva (Vinis vinifera), olivos (Olea europaea) o el granado (Punica granatum), entre otros, alrededor de 3, Hace 000 años. Esta nueva forma de agricultura permitió el intercambio económico y cultural de los pueblos de la península oriental con otros de origen oriental que fundaron colonias en estas costas, como los fenicios.
Aunque en el segundo milenio antes de Cristo ya existían indicios de este intercambio entre Iberia y los pueblos del Mediterráneo Occidental, No fue hasta el primer milenio cuando el modelo de agricultura basado en árboles frutales prosperó y se afianzó en la Península Ibérica, “dice Guillem Pérez. Las primeras evidencias del cultivo de frutales son materiales recuperados en Huelva (IX-VIII aC). Sin embargo, No es hasta los siglos VIII-VII a. C. cuando estos cultivos se instalan en la zona oriental de la península.
Guillem Pérez, investigador de excelencia de la Universidad de Valencia, explica que la llegada de estos nuevos cultivos implicó un cambio en la relación de los agricultores con la tierra. Hasta entonces solo cultivaban plantas con ciclo anual y rendimiento inmediato (cereales, legumbres etc.), pero ahora invierten en cultivos que tardan varios años en entrar en producción, que requiere control sobre la propiedad de la tierra.
El cambio en el modelo agrícola es parte de la transformación de estas comunidades, hacia sociedades más complejas que acaban adoptando un modelo urbano y desarrollando por primera vez una agricultura comercial en la que los frutales y sus derivados como el vino fueron los productos más destacados.
La adopción de estos nuevos cultivos se produjo a diferente ritmo en las distintas zonas de la Península Ibérica y el actual País Valenciano era una zona en la que el cultivo de frutales tuvo un mayor desarrollo, con una clara orientación comercial, al exportar estos productos a otras zonas de la península.