1. Diferentes puntos de partida: Los países comienzan con diferentes niveles de emisiones de gases de efecto invernadero, según sus poblaciones, economías y sistemas energéticos. Esto significa que los recortes que cada país debe hacer en sus emisiones varían ampliamente. Por ejemplo, un país con un alto nivel de emisiones por persona necesitará hacer recortes más profundos que un país con un bajo nivel de emisiones por persona.
2. Diferentes circunstancias: Los países tienen diferentes circunstancias que afectan su capacidad para reducir emisiones, como su acceso a energía renovable, la disponibilidad de recursos financieros y sus prioridades políticas y económicas. Por ejemplo, un país con una alta dependencia de los combustibles fósiles tendrá más dificultades para hacer la transición a una economía de energía limpia que un país que ya ha logrado avances significativos en la descarbonización de su economía.
3. Diferentes definiciones de "cero neto": El término "cero neto" se utiliza a menudo para describir el objetivo de reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, no existe una definición única de cero neto y diferentes países pueden utilizar definiciones diferentes. Por ejemplo, algunos países pueden considerar que el cero neto significa que se han eliminado todas las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que otros pueden considerar que cualquier emisión restante se equilibra con una cantidad equivalente de eliminación de dióxido de carbono.
4. Diferentes reglas contables: Los países utilizan diferentes reglas contables para medir y reportar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Estas diferencias pueden dificultar la comparación de las reducciones de emisiones entre países. Por ejemplo, algunos países pueden incluir las emisiones de la aviación y el transporte marítimo internacionales en sus cálculos de emisiones, mientras que otros no.
5. Factores políticos: Los factores políticos, como el nivel de apoyo público a la acción climática y las prioridades de los gobiernos, pueden influir en el rigor de los objetivos climáticos de los países. Por ejemplo, un país con un fuerte movimiento climático y un gobierno comprometido con la acción climática puede adoptar objetivos más ambiciosos que un país donde el apoyo público a la acción climática es débil o el gobierno es escéptico respecto del cambio climático.
Éstas son sólo algunas de las razones por las que los objetivos climáticos de los países no se comparan entre sí. Es importante comprender estas diferencias al evaluar el progreso que están logrando los países en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.