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    ¿Reciclar? ¿Recuperar? Un nuevo marco ayuda a las mejores prácticas en la gestión de residuos de alimentos
    Título:Nuevas guías marco Gestión óptima de residuos de alimentos:equilibrio entre reciclaje y recuperación

    Introducción:

    El desperdicio de alimentos plantea importantes desafíos ambientales, económicos y sociales, que exigen estrategias de gestión eficaces. Equilibrar las opciones de reciclaje y recuperación de residuos de alimentos puede ser complejo y requiere una cuidadosa consideración de varios factores. Ha surgido un nuevo marco para guiar las mejores prácticas en la gestión de residuos de alimentos, ayudando a empresas, organizaciones y comunidades a tomar decisiones informadas.

    La jerarquía del desperdicio de alimentos:

    La base del nuevo marco es la jerarquía del desperdicio de alimentos, priorizando las opciones en función de su impacto ambiental y potencial de conservación de recursos. Esta jerarquía consta de los siguientes niveles:

    1. Reducción en fuentes:En primer lugar, prevenir el desperdicio de alimentos, por ejemplo mediante una mejor planificación y gestión.

    2. Alimentar a las personas:utilizar los excedentes de alimentos para apoyar a los necesitados, incluidos los bancos de alimentos y los programas comunitarios.

    3. Alimentar a los animales:desviar los desechos de alimentos hacia la alimentación animal, apoyar al ganado y reducir la necesidad de una producción de piensos que requiera un uso intensivo de recursos.

    4. Usos industriales:Transformación de residuos alimentarios en productos no alimentarios como bioplásticos, biocombustibles e ingredientes cosméticos.

    5. Compostaje:descomponer los desechos de alimentos en una enmienda del suelo rica en nutrientes, beneficiosa para fines agrícolas y de jardinería.

    6. Digestión Anaeróbica:Convertir materia orgánica en biogás y digestato (un fertilizante rico en nutrientes) mediante un proceso controlado.

    7. Incineración:Quema de residuos alimentarios para generar energía, con estricto cumplimiento de la normativa medioambiental.

    Aplicación marco:

    El nuevo marco sirve como herramienta para la toma de decisiones y guía a las organizaciones hacia la selección de las prácticas de gestión de residuos de alimentos más apropiadas. Factores como la cantidad y composición de los residuos de alimentos, la infraestructura disponible y las regulaciones regionales influyen en la elección de los métodos.

    Por ejemplo, si una empresa genera una cantidad significativa de desperdicios de alimentos aptos para el consumo humano, priorizar la reducción de fuentes y la alimentación de las personas se vuelve esencial. Por otro lado, las industrias con una gran cantidad de desechos orgánicos pueden beneficiarse del compostaje o la digestión anaeróbica, aprovechando el potencial de recuperación de recursos y producción de energía.

    Indicadores de desempeño y seguimiento:

    El marco también enfatiza la importancia de monitorear y evaluar el desempeño de las prácticas de gestión de residuos de alimentos. Se deben establecer indicadores clave de desempeño (KPI) para rastrear el progreso, como tasas de desviación de desechos, reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero y ahorros de costos. El seguimiento periódico permite a las organizaciones identificar áreas de mejora y adaptar sus estrategias en consecuencia.

    Participación y colaboración de las partes interesadas:

    La implementación exitosa del marco de gestión de desperdicios de alimentos requiere la participación activa de las partes interesadas, incluidos gobiernos, empresas, ONG y el público. La colaboración promueve el intercambio de conocimientos, la puesta en común de recursos y la creación de soluciones innovadoras. Las asociaciones entre diferentes sectores pueden conducir a prácticas de gestión de residuos de alimentos más integrales y sostenibles, minimizando el impacto ambiental y maximizando la utilización de recursos.

    Conclusión:

    El nuevo marco proporciona una herramienta valiosa para optimizar la gestión de residuos de alimentos, integrando opciones de reciclaje y recuperación dentro de un proceso estructurado de toma de decisiones. Al priorizar la reducción en la fuente y aprovechar la jerarquía del desperdicio de alimentos, las organizaciones y comunidades pueden contribuir a reducir el impacto global del desperdicio de alimentos mientras recuperan recursos valiosos. Adoptar este marco fomenta prácticas sostenibles, promueve la circularidad y avanza la transición hacia un sistema alimentario más respetuoso con el medio ambiente y resiliente.

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