Una capa visible de contaminación del aire se extiende sobre el mar. Fotografía tomada desde el buque de investigación durante la campaña AQABA. Crédito:© 2022 Proyecto AQABA.
Se asumió que el polvo del desierto era el principal contribuyente a la elevada contaminación del aire en todo el Medio Oriente. Ahora, un equipo internacional de científicos, incluidos investigadores de KAUST, ha demostrado que la contaminación de fuentes antropogénicas contribuye a los riesgos para la salud y es un factor climático importante en toda la región.
"El pensamiento convencional era que el polvo arrastrado por las tormentas sobre la Península Arábiga dominaba la calidad del aire en la región", dice Sergey Osipov del Instituto Max Planck (MPI) de Química, cuyo equipo trabajó en el proyecto, Georgiy Stenchikov y Alexander Ukhov de KAUST. y colegas de la Universidad King Saud y el Instituto de Chipre.
"Nuestra investigación ha demostrado que las partículas finas peligrosas, que son distintas de las partículas de polvo grueso del desierto menos dañinas, son en gran medida de origen antropogénico y son un factor de riesgo para la salud importante, así como un contribuyente significativo al cambio climático", dice Osipov.
La contaminación del aire representa alrededor de 745 por cada 100 000 muertes en exceso por año en la región, dice Osipov, que es similar a otros factores de riesgo para la salud, como el tabaquismo y el colesterol alto.
Los estudios de modelado previos sobre la calidad del aire en el Medio Oriente tienden a sobrestimar la fracción del polvo del desierto, oscureciendo la contribución a la mala calidad del aire de fuentes antropogénicas, agrega Osipov. "Tales modelos producen respuestas semicorrectas por la razón equivocada, porque representan de manera deficiente un componente significativo de la contaminación por partículas finas antropogénicas en la región".
El estudio muestra que la exposición a la contaminación del aire es una de las principales causas de mortalidad prematura en Arabia Saudita. Crédito:© 2022 Proyecto AQABA.
La falta de datos de observación, combinada con una pobre representación de las fuentes de emisión, ha "obstaculizado significativamente nuestra capacidad para modelar la composición química de la atmósfera en la región", dice Osipov.
Para abordar esta escasez de datos, el equipo, dirigido por Jos Lelieveld de MPI for Chemistry, recopiló mediciones tomadas en el mar como parte de la colaboración internacional, llamada Calidad del aire y clima en la cuenca árabe (AQABA). Las mediciones, recolectadas durante dos meses durante el verano de 2017, cubrieron varias condiciones ambientales que van desde prístinas en la atmósfera remota hasta una fuerte contaminación y tormentas de polvo.
El análisis de los datos de AQABA proporcionó restricciones integrales sobre la distribución del tamaño del polvo, lo que permitió una simulación más realista del flujo de masa y el ciclo de vida del polvo. As a result, the team was able to model the realistic chemical composition of the aerosol across the entire size range.
"We found that particulate matter from anthropogenic sources accounted for around 53% of aerosol visible optical depth and induces a radiative forcing on the climate equivalent to that of the natural dust in the region," says Osipov. "Our study highlights how anthropogenic air pollution is a leading health risk and important climactic factor across the Middle East."
The study is published in Communications Earth &Environment . Scientists discover dust from Middle East cools the Red Sea