Burns Bog, una turbera de aproximadamente 35 kilómetros cuadrados, está situada en el delta del río Fraser al sur de Vancouver, B.C. Las perturbaciones y el drenaje de las turberas en el siglo XX permitieron que plantas y árboles más grandes y leñosos desplazaran a los musgos nativos, aunque se han realizado esfuerzos de restauración en las últimas décadas. Crédito:Marion Nyberg, CC BY-SA 3.0
Las turberas son actores importantes en el ciclo global del carbono, ya que almacenan grandes cantidades de carbono en el suelo. El agua mantiene los suelos de los pantanos húmedos y anaeróbicos, lo que facilita este almacenamiento y mantiene el ecosistema próspero.
Cuando los pantanos se drenan o se secan, los ecosistemas de turberas sufren. Las condiciones más secas también significan que el carbono almacenado se libera a la atmósfera en forma de dióxido de carbono, lo que contribuye al calentamiento climático.
Investigaciones anteriores han sugerido que volver a humedecer las turberas secas es una forma de restaurar la salud del ecosistema, reducir la liberación de dióxido de carbono y aumentar el almacenamiento de carbono dentro de estos entornos. Sin embargo, agregar agua a una ciénaga puede aumentar las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. El balance de almacenamiento y liberación de dióxido de carbono y metano en las turberas restauradas también depende de las condiciones del sitio, como la temperatura del suelo y las comunidades de plantas.
Para comprender mejor los intercambios de carbono en turberas que se someten a diferentes enfoques de restauración y rehumectación, Nyberg et al. estudiaron dos sitios:un sitio más húmedo, rehumedecido activamente, y un sitio más seco, rehumedecido pasivamente, en un pantano cerca de Vancouver, B.C., Canadá. Los investigadores monitorearon las condiciones ambientales en ambos sitios y evaluaron los flujos de dióxido de carbono y metano. Después de un año, descubrieron que el sitio más húmedo servía como un débil sumidero de dióxido de carbono, aunque con emisiones de metano relativamente altas, mientras que el sitio más seco era casi neutro en carbono.
El modelo a futuro sugirió que es probable que ambos sitios sean contribuyentes netos al calentamiento climático en escalas de tiempo de 20 y 100 años, con emisiones de metano que compensan el almacenamiento de dióxido de carbono, particularmente en el sitio más húmedo. Sin embargo, durante varios siglos, el modelo indicó que una mayor absorción sostenida de dióxido de carbono en el sitio más húmedo eventualmente ganaría y el sitio tendría un mayor efecto de enfriamiento neto en el clima.
Los investigadores señalan que, en general, la restauración en ambos sitios fue beneficiosa para el clima y señalan que sus resultados son útiles para orientar la restauración de las turberas y las decisiones de gestión de la tierra.
Esta historia se vuelve a publicar por cortesía de Eos, organizada por la Unión Geofísica Estadounidense. Lea la historia original aquí. Rehumedecer las turberas del sur podría evitar millones de toneladas de emisiones de carbono