Las polillas han desarrollado una variedad de defensas contra la depredación de los murciélagos, incluida la capacidad de escuchar las llamadas de ecolocalización de los murciélagos y tomar medidas evasivas. Sin embargo, los murciélagos barbastelle han desarrollado una serie de contraadaptaciones para superar estas defensas.
Una de las adaptaciones más importantes de los murciélagos barbastelle es su capacidad para producir llamadas de ecolocalización de muy alta frecuencia. Estas llamadas son tan agudas que la mayoría de las polillas no pueden oírlas. Esto permite a los murciélagos volar y cazar polillas sin ser detectados.
Además de sus llamadas de alta frecuencia, los murciélagos barbastelle también producen una variedad de otros sonidos, incluidos clics, zumbidos y chirridos. Estos sonidos se utilizan para comunicarse con otros murciélagos y también pueden usarse para confundir a las polillas.
Un estudio encontró que los murciélagos barbastelle podían atrapar más polillas en presencia de ruido que en ausencia de ruido. Esto sugiere que los murciélagos pueden estar usando sus sonidos para bloquear el sonar de las polillas, lo que les dificulta detectarlos y evitarlos.
Los murciélagos de Barbastelle son un ejemplo fascinante de cómo los depredadores y las presas pueden evolucionar juntos en una carrera armamentista de adaptación y contraadaptación.