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Los investigadores de Duke han desarrollado una forma de usar la edición de genes para prevenir y tratar el COVID-19 en ratones, lo que creen que es prometedor para las personas.
Son los primeros investigadores en demostrar que CRISPR, una poderosa herramienta de edición de genes, puede usarse contra COVID-19. El grupo, dirigido por el profesor Qianben Wang de la Escuela de Medicina de Duke, publicó sus resultados en Nature Chemical Biology el martes.
Si más investigaciones demuestran que el tratamiento es efectivo en humanos, podría ofrecer una estrategia de prevención que dure varios días y pueda soportar variantes de coronavirus en constante cambio.
Cómo funciona
Este tratamiento se centra en una enzima llamada CTSL, que los coronavirus necesitan para ingresar a las células humanas.
Durante mucho tiempo, los investigadores intentaron eliminar la CTSL para detener las infecciones por coronavirus, pero se encontraron con un problema:la enzima también es esencial para muchos de los procesos normales del cuerpo.
Wang y su equipo utilizaron dos estrategias para abordar ese problema.
Primero, desarrollaron un método extremadamente específico para asegurarse de que CRISPR solo se dirija a las células pulmonares. Dijo que el 94% de las nanopartículas inyectadas en los cuerpos de los ratones llegaron a los pulmones. Su laboratorio tiene una patente pendiente tanto en Estados Unidos como en Europa para la tecnología de nanopartículas.
También utilizaron una estrategia de edición de genes que solo detiene la producción de CTSL durante un par de días a una semana, lo que ofrece la promesa de que el cuerpo puede continuar funcionando normalmente después.
Juntos, estos métodos impidieron de manera segura y eficaz que el COVID-19 ingresara en las células de los ratones y detuvieron rápidamente el virus en los ratones que ya estaban infectados.
Prevenir el COVID-19 con la edición de genes, una intervención a nivel de ADN y ARN que ha estimulado la innovación en varios campos, tiene una serie de ventajas sobre las vacunas actualmente disponibles.
Las tres vacunas en el mercado funcionan identificando la proteína de punta del virus y reuniendo al sistema inmunológico para atacarlo. Eso significa que si la proteína de pico cambia, la eficacia de la vacuna puede disminuir, un hecho con el que los funcionarios de salud ahora están lidiando a medida que aparecen nuevas subvariantes de omicrones.
Por el contrario, el método CRISPR no necesita encontrar el coronavirus para matarlo. Se dirige al suministro de una enzima de la que dependen todos los coronavirus, haciéndolo resistente a las constantes mutaciones del virus.
Debido a que la estrategia del laboratorio tampoco depende del sistema inmunológico del cuerpo, podría haber otro beneficio si esto funciona en las personas. Puede ser una mejor manera de proteger a las personas con sistemas inmunitarios comprometidos que no se han beneficiado de las vacunas.
Próximos pasos
Esta tecnología aún está muy lejos de demostrar su eficacia en las personas, y mucho menos estar disponible para el público.
Tendría que someterse a rigurosos ensayos clínicos en humanos antes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos lo aprobara. El laboratorio de Wang está buscando inversiones y potencialmente un socio de la industria para acelerar ese proceso.
También continúan investigando si el tratamiento podría administrarse a través de un aerosol en lugar de una vía intravenosa. Wang dijo que imagina que las personas lleven consigo algo como un inhalador para el asma a grandes eventos deportivos o largos viajes en avión y que tomen una bocanada antes o poco después para reducir el riesgo.
"Queremos que la terapia entre en el mundo real", dijo Wang.