1. Patrimonio: Una edad de jubilación estatal variable podría considerarse más justa en algunos aspectos. Tiene en cuenta las diferencias individuales en cuanto a esperanza de vida y salud, que pueden afectar a la capacidad de las personas para seguir trabajando. Quienes viven más tiempo o tienen mejor salud pueden trabajar durante más tiempo y, por tanto, cobrar más tarde su pensión estatal, lo que da como resultado una distribución más equilibrada de los beneficios.
2. Flexibilidad: Una edad de jubilación estatal variable podría proporcionar una mayor flexibilidad para que las personas planifiquen su jubilación. Podrían optar por jubilarse antes si lo desean, lo que potencialmente les permitiría disfrutar de más tiempo para actividades de ocio o para cuidar de sus dependientes. Alternativamente, podrían optar por trabajar más tiempo si quieren seguir obteniendo ingresos o acumular beneficios de pensión adicionales.
3. Desigualdad de género: Los críticos argumentan que una edad de jubilación estatal variable puede perpetuar la desigualdad de género. Las mujeres generalmente viven más que los hombres, pero históricamente han tenido ingresos promedio más bajos y menos oportunidades de avance profesional. Esto podría dar lugar a que las mujeres tuvieran que trabajar durante un período más largo para acumular suficientes ahorros para pensiones, lo que podría exacerbar las brechas de género existentes en las pensiones.
4. Impacto en las personas con bajos ingresos: Una edad de jubilación estatal variable también puede afectar desproporcionadamente a las personas de bajos ingresos. Muchas personas en esta categoría pueden tener trabajos físicamente exigentes o trabajar en industrias con oportunidades limitadas de progresión profesional. Para ellos, seguir trabajando después de cierta edad puede ser un desafío o incluso perjudicial para su salud.
5. Costo para el estado: Una edad de jubilación estatal variable podría tener implicaciones para el presupuesto de pensiones del estado. Si un número significativo de personas decide jubilarse más tarde, el gobierno tendría que pagar beneficios por un período más largo, lo que podría aumentar la carga financiera de los contribuyentes.
En última instancia, la justicia de una edad de jubilación estatal variable es una cuestión de opinión. Requiere una consideración cuidadosa de una variedad de factores, incluidas las circunstancias individuales, la igualdad de género, el impacto en las personas con bajos ingresos y la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones estatal.