Un precio más alto crea una expectativa de mayor calidad porque indica una mayor escasez o exclusividad del producto. Los consumidores pueden suponer que el costo más alto refleja el uso de mejores ingredientes, mano de obra más calificada o procesos especializados involucrados en la creación del producto. Es esencialmente una forma de contabilidad mental, donde los consumidores justifican un precio más alto asociándolo con un mayor nivel de valor y satisfacción.
Sin embargo, es importante señalar que el precio por sí solo no siempre garantiza una mayor calidad. En algunos casos, un precio más alto puede deberse a factores como la marca, el marketing o una imagen percibida de "lujo" más que a diferencias reales de calidad. Por lo tanto, es fundamental que los consumidores consideren otros factores relevantes, como las reseñas y la reputación de la industria, para tomar decisiones de compra informadas.
A pesar de estas advertencias, la heurística precio-calidad puede desempeñar un papel importante en el comportamiento del consumidor, influyendo en su disposición a pagar más por productos y servicios percibidos como de mayor calidad. Por lo tanto, los especialistas en marketing son conscientes de este fenómeno y a menudo utilizan estrategias de fijación de precios para evocar una sensación de calidad y valor en la mente de los consumidores.