Rasgos innatos de la personalidad:
1. Predisposición genética: Ciertas predisposiciones genéticas pueden moldear la tendencia de una persona hacia el exceso de confianza. Algunos estudios han indicado un vínculo entre ciertos genes y comportamientos de riesgo o sesgos de autoevaluación, que pueden contribuir al exceso de confianza.
2. Sesgos cognitivos: Las personas con exceso de confianza suelen presentar sesgos cognitivos que les llevan a sobreestimar sus capacidades y destrezas. Estos sesgos incluyen atribuciones egoístas, donde los individuos atribuyen sus éxitos a factores internos y sus fracasos a factores externos.
3. Necesidad de poder: Un fuerte deseo de poder y control puede estar asociado con un exceso de confianza, ya que impulsa a las personas a buscar posiciones de autoridad e influencia, incluso cuando no tengan las habilidades o la experiencia necesarias para tener éxito en esas funciones.
4. Baja conciencia de uno mismo: Algunos directores ejecutivos demasiado confiados carecen de la capacidad de evaluar con precisión sus propias fortalezas y debilidades. Es posible que crean genuinamente en sus capacidades sin reconocer sus limitaciones.
Influencias ambientales:
1. Crianza: La forma en que se cría a las personas puede influir en el desarrollo del exceso de confianza. La falta de críticas constructivas o elogios poco realistas durante la infancia pueden fomentar un sentido exagerado de confianza en uno mismo.
2. Experiencias personales: Los directores ejecutivos que han experimentado éxitos tempranos en sus carreras pueden desarrollar un exceso de confianza al atribuir estos éxitos a sus propias habilidades en lugar de a factores externos.
3. Cultura organizacional: La cultura de una organización también puede contribuir al exceso de confianza. Cuando un director ejecutivo está rodeado de subordinados que constantemente refuerzan sus creencias y evitan opiniones disidentes, se puede crear una cámara de resonancia que refuerza el exceso de confianza.
4. Validación externa: La cobertura positiva de los medios, los elogios de las partes interesadas y los elogios de la industria pueden inflar el sentido de confianza en sí mismo de un director ejecutivo, lo que lleva a un exceso de confianza.
En conclusión, el estudio sugiere que los directores ejecutivos excesivamente confiados son producto tanto de sus rasgos innatos de personalidad como de las influencias ambientales que encuentran a lo largo de sus vidas.