En 1969, la recién independizada República del Congo descubrió un enorme yacimiento petrolífero frente a su costa. El hallazgo representó tanto una oportunidad única para la floreciente nación como una amenaza potencial:los ingresos generados por la extracción de petróleo podrían allanar el camino para una sociedad socialista estable o condenar al país a una explotación muy similar a la que había soportado bajo el colonialismo francés.
Un nuevo artículo en Estudios históricos críticos , titulado "Futuros cerrados:extracción de petróleo en la República del Congo", demuestra cómo los esfuerzos por aprovechar el campo petrolero congoleño para obtener ganancias también requerían recurrir al futuro mismo de la nación.
El artículo, escrito de forma anónima y cuyo autor cita preocupaciones de que las afirmaciones del artículo puedan poner en peligro su futura investigación en el Congo, narra la historia de la nación bajo el "territorialismo colonial", el "capitalismo poscolonial" y los "futuros (in)ciertos" que enfrentó. después de la independencia. El período colonial francés vio los primeros esfuerzos por "modernizar" a los congoleños mediante la explotación de recursos, el trabajo forzoso y la conversión al cristianismo. Con la llegada del siglo XX, el interés externo por monetizar la región se volvió aún más sistemático, y los investigadores "recolectaron, registraron y cartografiaron" la tierra con el fin de empaquetarla mejor para la exportación.
El período de posguerra determinó el gran valor del petróleo para la economía global al mismo tiempo que el Congo lograba su independencia. Los primeros líderes de la nueva República, como Fulbert Youlou, respaldado por Francia, continuaron permitiendo el acceso occidental al petróleo congoleño a pesar de la creciente pobreza en el país. Las manifestaciones masivas en el Congo y el giro nacionalista de los estados de la OPEP inspiraron a los presidentes congoleños posteriores a recuperar parte del control sobre el campo petrolero.
El último de ellos, Marien Ngouabi, fue asesinado en 1977. Su sucesor, Denis Sassou-Nguesso, transformó la República en una dictadura militar y facilitó las relaciones con el conglomerado petrolero francés Elf-ERAP, revirtiendo los esfuerzos de las últimas décadas para dar al Congo mayor propiedad sobre su valioso recurso. El futuro del país, alguna vez inestable y abierto, volvió a estar ligado a su capacidad para vender petróleo a Occidente.
"Con la perspectiva de una disminución de la producción de petróleo que ahora parece irreversible", concluye el autor, el destino de la nación africana vuelve a estar en peligro. "Queda por ver si este inexorable declive de las infraestructuras marinas pondrá fin a las formas autoritarias de política que provocaron".
Más información: Futuros anónimos y cerrados:Extracción de petróleo en la República del Congo, Estudios históricos críticos (2023). DOI:10.1086/726776
Proporcionado por la Universidad de Chicago