Utilizando un nuevo enfoque multidisciplinar, un equipo de UNIGE y CNRS ha seguido las prácticas alimentarias de un pueblo senegalés. Este método será útil para otras investigaciones arqueológicas.
La alimentación es más que una simple necesidad biológica. Marcador de cultura, abarca una amplia gama de prácticas que revelan la identidad de una región, un país o una comunidad social. Pero ¿cómo podemos rastrear algunos de estos hábitos y costumbres cuando no queda ningún rastro oral o escrito?
Un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y del CNRS ha probado con éxito un enfoque multidisciplinario que incluye ceramología, química, arqueozoología y arqueobotánica. Aplicado a las excavaciones realizadas en un vertedero, permitió a los científicos reconstruir la historia alimentaria reciente de un pequeño pueblo de Senegal.
Este enfoque podría utilizarse para excavar sitios arqueológicos más antiguos en otras partes del mundo. El estudio se publica en PLOS ONE .
Rastrear las prácticas alimentarias pasadas de una comunidad sin fuentes orales o escritas es un desafío tanto histórico como metodológico. Un equipo de arqueólogos y químicos de la UNIGE y del CNRS ha asumido este desafío poniendo en marcha un estudio multidisciplinar a gran escala y sin precedentes en el pueblo senegalés de Edioungou, en la Baja Casamance.
Este pueblo de 300 habitantes alberga un vertedero de basura ahora abandonado conocido como "Poubelle des Mamans" ("Contenedor de basura de las madres"). Utilizado por familias de un barrio de pueblo durante todo el siglo XX, el sitio contiene numerosas reliquias vinculadas a la historia alimentaria de la región.
"Excavar este sitio fue un verdadero desafío. Debido a su función y antigüedad, contiene un número de restos mucho mayor que la mayoría de los sitios arqueológicos tradicionales", explica Pauline Debels, becaria postdoctoral durante este trabajo y actual colaboradora del laboratorio ARCAN. en la Sección de Biología de la Facultad de Ciencias de UNIGE y becario postdoctoral en el Laboratorio de Trajectoires del CNRS, coprimer autor del estudio.
"Excavamos centímetro a centímetro, siguiendo los estratos arqueológicos. Esto nos permitió recuperar restos, a menudo muy degradados, de cerámica, huesos, conchas, tejidos y determinados alimentos."
Para analizar estos restos de orígenes muy diferentes, el equipo desarrolló un enfoque que combina varias disciplinas, incluida la arqueozoología (el estudio de huesos de animales en un contexto arqueológico), la carpología (el estudio de restos de semillas y frutos), la microbotánica, la ceramología y la química. de residuos orgánicos.
"Reunir tantas disciplinas en el contexto de la investigación arqueológica no tiene precedentes. Es un enfoque muy complicado de coordinar. Algunos objetos tuvieron que ser analizados por varios especialistas. Teníamos que asegurarnos de que cada análisis no comprometiera al siguiente", explica Léa Drieu, becaria postdoctoral durante este trabajo, actual investigadora del Laboratorio CEPAM del CNRS y coprimera autora del estudio.
Este método permitió al equipo de investigación identificar una serie de productos animales y vegetales, una vez consumidos por el pueblo, atrapados en sedimentos o en las paredes de los contenedores. También les dio a los científicos una idea de cómo se procesaban los alimentos y la función de los recipientes, basándose en la observación de las huellas de uso en las paredes de cerámica y la distribución de las concentraciones de lípidos a lo largo de su perfil vertical.
"Descubrimos que el pescado, las ostras y el arroz constituían la dieta básica de los usuarios del vertedero, con un componente de animales terrestres en ocasiones festivas. Parece que se prefirieron los alimentos hervidos salados y ácidos", afirma Anne Mayor, directora del laboratorio ARCAN en la Sección de Biología de la Facultad de Ciencias de UNIGE, profesora titular del Instituto de Estudios Globales, que dirigió el estudio con Martine Regert, directora de investigación del CEPAM.
Los alimentos festivos, por ejemplo, se han identificado basándose en los restos de comida conservados en los recipientes. Además del descubrimiento de mandíbulas de cerdo, se han identificado químicamente platos de carne en recipientes muy grandes, que probablemente se utilizaban en grandes reuniones. En general, este trabajo destaca una cierta continuidad en las prácticas dietéticas, antes de una marcada pausa hace dos o tres décadas.
"La globalización ha introducido o generalizado nuevos alimentos y nuevos materiales para los recipientes, como el plástico y el metal, cambiando profundamente las prácticas alimentarias, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Algunos tipos de cerámica con funciones específicas son cada vez más raros en los estratos más recientes de la excavación y Hoy en día prácticamente han desaparecido, sustituidos por estos materiales más resistentes, ligeros y muy fáciles de conseguir", explica Debels.
Este estudio, realizado como parte del proyecto SNSF Sinergia "Foodways in West Africa:un enfoque integrado sobre macetas, animales y plantas", es un primer paso para comprender la evolución de las prácticas alimentarias durante las épocas precolonial, colonial y poscolonial. períodos en Senegal. También es una primera prueba exitosa del enfoque combinado desarrollado por el equipo de UNIGE y CNRS. Ahora se puede aplicar a sitios arqueológicos más antiguos y a otras regiones del mundo.