1. Transporte de nutrientes: El agua actúa como un disolvente, disolviendo minerales y nutrientes del suelo que luego se transportan por toda la planta a través del sistema vascular. Estos nutrientes son vitales para el crecimiento, el desarrollo y varios procesos metabólicos.
2. Fotosíntesis: El agua es un ingrediente clave en la fotosíntesis, el proceso por el cual las plantas convierten la luz solar en energía. Se utiliza para dividir las moléculas de agua, proporcionando electrones e iones de hidrógeno necesarios para la producción de energía.
3. Soporte estructural: El agua crea presión de turgencia dentro de las células vegetales, proporcionando rigidez y apoyo a tallos, hojas y flores. Esta presión ayuda a mantener su forma y les permite pararse en posición vertical.
4. Regulación de temperatura: El agua tiene una alta capacidad de calor, lo que significa que puede absorber y liberar grandes cantidades de calor sin cambios de temperatura significativos. Esto ayuda a las plantas a regular su temperatura interna, evitando el sobrecalentamiento o la congelación.
5. Transpiración: El agua se evapora de las hojas a través de pequeños poros llamados estomas, un proceso llamado transpiración. Esto ayuda a enfriar la planta y también crea una fuerza de succión que extrae más agua de las raíces.
6. Reproducción: El agua es crucial para la germinación de semillas y el transporte de polen, esencial para la reproducción de las plantas.
En resumen, las plantas absorben agua porque es esencial para sus procesos de vida básicos: Transporte de nutrientes, fotosíntesis, apoyo estructural, regulación de la temperatura, transpiración y reproducción.