1. La evolución de una cutícula cerosa: Esta capa cerosa en la superficie de las hojas y tallos ayudó a prevenir la pérdida de agua de la planta, lo cual fue crucial para la supervivencia en el entorno terrestre seco.
2. El desarrollo del tejido vascular: Este tejido especializado (xilema y floema) permitió el transporte eficiente de agua y nutrientes en toda la planta. Esto era esencial para que las plantas crezcan más altas y accedieran a los recursos más allá de las inmediaciones del suelo.
Estas dos adaptaciones, junto con otros desarrollos importantes como la evolución de los estomas, las raíces y las esporas, permitieron a las plantas pasar con éxito de entornos acuáticos a terrestres.