Así es como los pequeños microorganismos del Océano Austral influyen en la respuesta de los mares del mundo al carbono:
1. Fitoplancton y secuestro de carbono: Las diatomeas, un tipo de fitoplancton, son muy eficientes para absorber dióxido de carbono de la atmósfera y convertirlo en materia orgánica mediante la fotosíntesis. Representan una porción significativa de la absorción global de carbono y actúan como un "sumidero de carbono" natural. A medida que crecen y se reproducen, las diatomeas eliminan dióxido de carbono de la atmósfera, reduciendo así su concentración.
2. Exportación de Materia Orgánica: Las diatomeas tienen un ciclo de vida único. Después de morir o ser consumidos por el zooplancton, sus restos orgánicos se hunden en las profundidades del océano en un proceso llamado "producción de exportación". Esto desempeña un papel crucial en la bomba biológica de carbono, que secuestra el carbono de las aguas superficiales hacia las profundidades del mar, donde puede permanecer almacenado durante miles de años.
3. Ciclo de nutrientes: Las diatomeas desempeñan un papel vital en el ciclo de nutrientes en el Océano Austral. Requieren nutrientes esenciales como nitrógeno y fósforo para su crecimiento. Cuando las diatomeas mueren y se hunden en el fondo del océano, estos nutrientes se liberan, lo que permite que otros organismos los utilicen. Este proceso de reciclaje de nutrientes sostiene la productividad en el Océano Austral e influye en la salud general de los ecosistemas marinos.
4. Acidificación oceánica: Las diatomeas también contribuyen a la acidificación oceánica. A medida que absorben dióxido de carbono, liberan iones de hidrógeno en el agua de mar, lo que provoca una disminución del pH y un aumento de la acidez oceánica. Los cambios en la acidez de los océanos pueden afectar la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de los organismos marinos, particularmente aquellos con conchas o esqueletos de carbonato de calcio, como los corales y ciertos tipos de plancton.
La actividad y abundancia de estos pequeños microorganismos en el Océano Austral tienen un profundo impacto en el equilibrio global de carbono, la acidificación de los océanos y la respuesta de los mares del mundo a las emisiones de carbono. Comprender su papel es fundamental para predecir y mitigar los efectos de las actividades humanas en el medio ambiente marino y el sistema climático.