El primer paso en el crecimiento de las plantas es la germinación, que es el proceso mediante el cual una semilla se convierte en una plántula. Cuando se planta una semilla, absorbe agua y comienza a brotar. Lo primero que emerge de la semilla es la radícula, que es la raíz primaria de la planta. Luego, la radícula crece hacia el suelo, anclando la planta y absorbiendo agua y nutrientes. A continuación, el hipocótilo emerge de la semilla. El hipocótilo es el tallo de la planta y crece hacia el sol. Las primeras hojas de la planta, llamadas cotiledones, se desarrollan luego en el hipocótilo. Los cotiledones son hojas simples, a menudo en forma de corazón, que proporcionan a la planta su primera fuente de alimento.
Crecimiento vegetativo
Una vez que la plántula ha emergido del suelo, entra en un período de crecimiento vegetativo. Durante este tiempo, la planta produce nuevas hojas y tallos. Las hojas son responsables de la fotosíntesis, que es el proceso mediante el cual las plantas utilizan la luz solar para convertir el dióxido de carbono y el agua en azúcar y oxígeno. Los tallos sostienen las hojas y transportan agua y nutrientes desde las raíces hasta las hojas.
Floración
Cuando la planta esté madura, producirá flores. Las flores son los órganos reproductores de las plantas y contienen el polen y los óvulos necesarios para la fertilización. La polinización ocurre cuando el polen se transfiere de la antera masculina al estigma femenino. Una vez transferido el polen, los óvulos pueden ser fecundados y las semillas pueden comenzar a desarrollarse.
Fructificación
Una vez que las flores han sido polinizadas, se convertirán en frutos. El fruto es el ovario maduro de una flor y contiene las semillas de la planta. La fruta suele ser carnosa y de colores brillantes, lo que ayuda a atraer animales que la comerán y dispersarán las semillas.
Dispersión de semillas
Una vez dispersadas las semillas, pueden germinar y comenzar nuevamente el ciclo de crecimiento de las plantas.