1. Falta de pruebas. La teoría de Wegener se basó en una serie de observaciones, como el ajuste de los continentes, la distribución de los fósiles y la similitud de las formaciones rocosas en diferentes continentes. Sin embargo, no tenía ninguna evidencia directa que sustentara su teoría, como la observación de la deriva continental o el mecanismo por el cual se producía.
2. Resistencia de la comunidad científica. La comunidad científica de la época se resistía mucho a las nuevas ideas, especialmente aquellas que contradecían las creencias establecidas. Muchos científicos se mostraron escépticos ante la teoría de Wegener porque iba en contra de la opinión predominante de que los continentes estaban fijos en su lugar.
3. Falta de financiación. Wegener no tenía los recursos para realizar la investigación necesaria para respaldar su teoría. No podía viajar a lugares remotos del mundo para recopilar datos y no tenía acceso a la última tecnología.
4. Muerte prematura. Wegener murió en 1930, a la edad de 50 años. Esto supuso un duro golpe para la teoría de la deriva continental, ya que él era su principal defensor. Sin su liderazgo, la teoría perdió impulso y no fue ampliamente aceptada hasta la década de 1960.
A pesar de estos desafíos, la teoría de Wegener finalmente fue aceptada por la comunidad científica y ahora se considera un principio fundamental de la geología.