La Torre Inclinada de Pisa es uno de los monumentos más famosos del mundo, pero también uno de los más precarios. La torre comenzó a inclinarse en el siglo XII y, en el siglo XX, se inclinaba a unos peligrosos 5,5 grados.
En la década de 1990, los ingenieros comenzaron a trabajar para estabilizar la torre. El proyecto era complejo y requería una planificación cuidadosa. El primer paso fue excavar el suelo alrededor de los cimientos de la torre, lo que hacía que se inclinara. Se quitó la tierra con cuidado y se reforzaron los cimientos con hormigón.
A continuación, los ingenieros colocaron un anillo de acero alrededor de la torre. El anillo estaba formado por 12 segmentos y estaba reforzado con cables que se hundían profundamente en el suelo. El anillo fue diseñado para sostener la torre y evitar que se inclinara más.
Finalmente, los ingenieros instalaron una serie de gatos hidráulicos debajo de la torre. Estos gatos se utilizaron para levantar lentamente la torre en pequeñas cantidades. Cuando se completó el proyecto en 2001, la torre se había enderezado aproximadamente 4,5 grados, aunque todavía se inclina ligeramente.
Estos son algunos de los desafíos que enfrentaron los ingenieros durante el proyecto:
* La torre ya era muy antigua y no pudo sufrir daños durante la construcción.
* La torre estaba inclinada en un ángulo peligroso y hubo que estabilizarla inmediatamente.
* La obra debía realizarse en un lugar muy público sin perturbar el turismo.
A pesar de los desafíos, los ingenieros pudieron completar con éxito el proyecto y evitar que la torre colapsara. La Torre Inclinada de Pisa es ahora una de las atracciones turísticas más populares del mundo.