Resulta que la órbita elíptica de la Tierra tiene poco efecto sobre las estaciones. En cambio, es la inclinación de 23,45 grados del eje de rotación del planeta lo que hace que tengamos invierno y verano.
Muchos creen que nuestros cambios de estaciones son el resultado de las diferentes distancias entre la Tierra y el sol. Si bien es una suposición comprensible, la verdad tiene un poco más de matices.