1. La evolución de la resistencia a los antibióticos en las bacterias: Las bacterias pueden evolucionar la resistencia a los antibióticos a través de mutaciones. Esta resistencia ocurre cuando las bacterias desarrollan cambios genéticos que les permiten sobrevivir y reproducirse en presencia de antibióticos. Como resultado, la población de bacterias resistentes aumenta, mientras que la población de bacterias susceptibles disminuye. Este es un excelente ejemplo de selección natural, ya que las bacterias con el rasgo ventajoso (resistencia) tienen más probabilidades de sobrevivir y transmitir sus genes.
2. La evolución de la polilla pimienta: La polilla pimienta es un ejemplo clásico de selección natural. Antes de la revolución industrial, la polilla pimienta era predominantemente blanca con manchas negras, lo que proporcionaba camuflaje contra los árboles cubiertos de líquenes en su entorno. Sin embargo, durante la revolución industrial, la contaminación oscureció los árboles, haciendo que las polillas blancas sean más visibles para los depredadores. Como resultado, las polillas más oscuras se volvieron más comunes, ya que fueron mejor camufladas contra los árboles cubiertos de hollín. Este cambio en la población de la polilla demuestra cómo los cambios ambientales pueden impulsar la evolución de una especie.
3. La evolución del ojo humano: El ojo humano es un órgano complejo que ha evolucionado durante millones de años. Los primeros antepasados de humanos tenían células simples sensibles a la luz. Con el tiempo, estas células se convirtieron en estructuras más complejas, lo que eventualmente condujo al desarrollo de una lente, iris y retina. Este proceso evolutivo demuestra cómo pueden surgir órganos complejos de estructuras más simples a través de una serie de pequeños cambios incrementales durante largos períodos.
Estos son solo algunos ejemplos de la amplia gama de procesos evolutivos que han dado forma a la vida en la tierra.