* Alta tasa de sedimentación: Esto ayuda a enterrar el caparazón rápidamente, protegiéndolo de la descomposición, la meteorización y la erosión. Los sedimentos como la arena, el limo y la arcilla pueden encapsular la carcasa y preservar su forma.
* Niveles bajos de oxígeno: La descomposición requiere oxígeno. Los entornos con bajos niveles de oxígeno, como el fondo de los lagos, los océanos o los pantanos, ralentizan el proceso de descomposición, lo que le da al caparazón una mejor oportunidad de fosilización.
Otros factores que contribuyen a la fosilización:
* Material de carcasa dura: Las conchas hechas de carbonato de calcio (como las de las almejas, los caracoles y algunos braquiópodos) son más duraderos y resistentes a la descomposición que las conchas hechas de otros materiales.
* Entierro rápido: El entierro rápido evita la eliminación y la exposición a los elementos.
* Falta de perturbaciones: Las áreas con actividad biológica mínima, como los pisos del océano profundo, tienen más probabilidades de preservar los fósiles.
Ejemplos de entornos de fosilización ideales:
* entornos marinos: Pisos de océano profundos, mares poco profundos con altas tasas de sedimentación y áreas con condiciones anóxicas (como el Mar Negro).
* entornos lacustres: Fondo de los lagos, especialmente aquellos con oxígeno limitado.
* entornos de pantano: Bottals fangosos con alta materia orgánica, donde la descomposición es lenta.
Es importante tener en cuenta que la fosilización es un proceso complejo, e incluso en entornos ideales, solo un pequeño porcentaje de organismos se conservan como fósiles.