El flogisto era una sustancia hipotética que alguna vez se creyó que se liberaba durante la combustión. Fue propuesto por el alquimista alemán Johann Joachim Becher en el siglo XVII para explicar la pérdida de masa que se produce cuando los objetos se queman. Becher creía que todos los materiales combustibles contenían flogisto y que cuando se quemaban, el flogisto se liberaba y el material quedaba en forma de ceniza.
La teoría del flogisto fue ampliamente aceptada durante más de un siglo, pero finalmente fue refutada por los experimentos de Antoine Lavoisier a finales del siglo XVIII. Lavoisier demostró que la combustión no libera flogisto, sino que consume oxígeno del aire. Esto llevó al desarrollo de la teoría moderna de la combustión, que afirma que la combustión es una reacción química entre un combustible y el oxígeno.