En el pasado, se pensaba que la castración y esterilización debía realizarse lo antes posible, alrededor de las 6 a 8 semanas de edad. Esto se basó en la creencia de que la castración y esterilización temprana reduciría el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el cáncer testicular y el cáncer de mama. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la castración y esterilización tempranas en realidad pueden aumentar el riesgo de otros problemas de salud, como trastornos de las articulaciones, incontinencia urinaria y ciertos tipos de cáncer.
Con base en estos hallazgos, la Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria (AVMA) y otras organizaciones veterinarias ahora recomiendan esperar hasta que un perro tenga al menos 6 meses de edad antes de castrarlo o esterilizarlo. Esto permite que el cuerpo del perro se desarrolle completamente antes de realizar la cirugía, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de ciertos problemas de salud.
Sin embargo, hay algunos casos en los que puede ser apropiado castrar o esterilizar a un perro a una edad más temprana. Por ejemplo, si un perro muestra signos de agresión o problemas de comportamiento reproductivo, se puede recomendar la castración o esterilización temprana para ayudar a controlar estos comportamientos.
En última instancia, la decisión de cuándo castrar o esterilizar a un perro es personal y debe tomarse en consulta con un veterinario. El veterinario puede evaluar la salud y el comportamiento de cada perro y hacer una recomendación basada en lo que es mejor para el animal.