En el caso de Rachel Morin, una mujer de 22 años asesinada en 2009, se utilizó la FGG para identificar a un sospechoso que no había sido identificado previamente. El sospechoso, Brian Keith Turner, de 37 años, fue arrestado en 2017 después de que se encontró su ADN en el cuerpo de la víctima. Turner fue declarado culpable de asesinato en 2019 y condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
FGG es una poderosa herramienta que puede utilizarse para identificar sospechosos en delitos en los que los métodos forenses tradicionales han fallado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la FGG no es una ciencia perfecta y que existen posibilidades de que se produzcan falsos positivos. Como resultado, es importante utilizar FGG junto con otros métodos forenses para garantizar que se realice una identificación precisa.
La regulación de FGG
Actualmente, el uso de FGG está escasamente regulado en los Estados Unidos. No existen leyes federales que regulen el uso de FGG y solo unos pocos estados tienen leyes que abordan el uso de esta tecnología. Esta falta de regulación ha generado preocupación sobre el potencial de abuso, como el uso de FGG para discriminar a ciertos grupos de personas.
Algunos expertos creen que el gobierno necesita regular el uso de FGG para proteger la privacidad y las libertades civiles. Otros argumentan que el gobierno no debería regular el FGG, ya que esto podría sofocar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Es probable que el debate sobre la regulación de FGG continúe a medida que esta tecnología se utilice más ampliamente. Es importante considerar cuidadosamente los posibles beneficios y riesgos de la FGG antes de decidir si regular o no esta tecnología.