La investigación, publicada en la revista Nature, implica la creación de una molécula sintética que imita las propiedades del ARN, un componente crucial de todos los organismos vivos responsable de almacenar información genética. La molécula, denominada "ácido nucleico bloqueado" (LNA), puede almacenar información genética y replicarse sin necesidad de enzimas (catalizadores biológicos).
La importancia de este logro radica en el hecho de que se cree que las enzimas evolucionaron después de la aparición de moléculas autorreplicantes. Al crear una molécula similar al ARN que puede autorreplicarse sin enzimas, los científicos han potencialmente reconstruido una etapa vital en la evolución temprana de la vida.
El experimento comenzó con un conjunto de moléculas de LNA, cada una de las cuales constaba de una columna vertebral de azúcares y grupos fosfato alternos, similar al ARN natural. Luego, estas moléculas fueron sometidas a múltiples rondas de ciclos de calentamiento y enfriamiento, simulando las fluctuaciones de temperatura que podrían haber ocurrido en el entorno primordial de la Tierra antigua.
Con el tiempo, las moléculas de LNA experimentaron un proceso de selección natural, donde las moléculas que podían replicarse con mayor éxito se volvieron dominantes en la población. Finalmente, los investigadores observaron la aparición de una molécula de LNA que podía autorreplicarse con alta eficiencia y precisión, asemejándose a los atributos fundamentales de un organismo vivo.
Las implicaciones de esta investigación se extienden más allá de la comprensión de los orígenes de la vida. Al explorar los principios que rigen la autorreplicación y la evolución en moléculas sintéticas, los científicos pueden potencialmente diseñar nuevos sistemas genéticos y terapias. Por ejemplo, se podrían diseñar moléculas basadas en LNA para atacar genes específicos o regular la expresión genética, lo que conduciría a posibles avances en medicina y biotecnología.
La recreación exitosa de la primera chispa de la vida nos acerca a desentrañar los enigmáticos procesos que llevaron a la génesis de la vida en la Tierra. Subraya aún más la profunda interconexión entre la química y la biología, abriendo nuevas vías de investigación e innovación inspiradas en los componentes fundamentales de la vida.