Para entender por qué las arañas que hacen rapel no se salen de control, debemos considerar dos factores cruciales:las fuerzas de arrastre y la ubicación de las patas de las arañas.
1. Fuerzas de arrastre:
Las arañas que hacen rappel se enfrentan a importantes fuerzas de arrastre a medida que descienden por el aire. Estas fuerzas se oponen al movimiento de la araña, actuando en dirección opuesta a su descenso. La resistencia del aire creada por el cuerpo y los apéndices de la araña, así como la velocidad a la que cae, contribuyen a estas fuerzas de arrastre. Sin embargo, las arañas rappel han desarrollado adaptaciones morfológicas que ayudan a mitigar estas fuerzas.
Poseen segmentos de patas relativamente grandes y densos, especialmente en su cuarto par de patas, que son las más largas. Este aumento de masa en las patas ayuda a la araña a generar mayores fuerzas de arrastre, que contrarrestan la resistencia resultante de su descenso. Al controlar la orientación de su cuerpo y la extensión de sus piernas, pueden ajustar las fuerzas de arrastre y mantener la estabilidad.
2. Colocación de las piernas y control del cuerpo:
Las arañas que hacen rappel exhiben un control excepcional sobre los movimientos de su cuerpo y una colocación meticulosa de sus patas durante el descenso. Utilizan su cuarto par de patas más largo como soporte principal, colocándolas en un patrón alterno mientras descienden en rappel. Esta ubicación estratégica de las piernas proporciona estabilidad y evita que giren sin control.
Al colocar con precisión sus patas en relación con el centro de masa de su cuerpo, las arañas que hacen rappel pueden disipar eficazmente la energía de las fuerzas de arrastre y evitar girar fuera de control. Su capacidad para ajustar el ángulo y la extensión de sus piernas les permite mantener la trayectoria y dirección deseadas durante el descenso.
Además, las arañas que hacen rápel secretan seda en ráfagas, lo que proporciona puntos de anclaje ocasionales y guía su descenso. Esta seda les ayuda a alterar su trayectoria y navegar por su entorno. Pueden controlar el momento y la ubicación de la unión de la seda para modular su descenso y evitar un giro errático.
En resumen, la notable capacidad de las arañas raperas para hacer rappel sin girar fuera de control se debe a sus adaptaciones para contrarrestar las fuerzas de arrastre, la colocación precisa de las patas y la secreción controlada de seda. Estos atributos les permiten exhibir maniobras y control excepcionales durante su fascinante comportamiento de rapel, lo que les permite cazar y capturar presas de manera efectiva.