Una de las principales razones de este cambio de mentalidad es el descubrimiento de nuevos fósiles de pterosaurio con contenido estomacal preservado. En 2011, un equipo de investigadores liderado por David Hone de la Universidad de Southampton en Reino Unido anunció el descubrimiento de un fósil de pterosaurio procedente de la Isla de Wight que contenía restos de un pequeño mamífero en su estómago. Este hallazgo sugirió que al menos algunos pterosaurios eran capaces de cazar animales terrestres.
En 2018, otro equipo de investigadores dirigido por Michael O'Sullivan del University College Dublin en Irlanda anunció el descubrimiento de un fósil de pterosaurio del condado de Clare en Irlanda que contenía restos de escamas de pescado en su estómago. Este hallazgo apoyó aún más la idea de que los pterosaurios no eran exclusivamente carnívoros.
Además de la evidencia fósil, también hay evidencia anatómica que sugiere que algunos pterosaurios pudieron comer plantas. Por ejemplo, algunos pterosaurios tenían mandíbulas largas y desdentadas que habrían sido muy adecuadas para sacar plantas del agua. Otros tenían dientes cortos y afilados que habrían sido ideales para cortar material vegetal resistente.
Por supuesto, es importante señalar que no todos los pterosaurios pueden haber sido herbívoros o incluso omnívoros. Es probable que algunos pterosaurios, como los pteranodones gigantes, todavía fueran principalmente carnívoros y dependieran de sus picos largos y afilados para capturar peces y otros animales.
Sin embargo, el creciente conjunto de evidencia sugiere que puede ser necesario revisar la visión tradicional de los pterosaurios como exclusivamente carnívoros. Es probable que algunos pterosaurios tuvieran una dieta más variada, incluyendo materia vegetal y animal, dependiendo de su tamaño, forma y hábitat.