Una de las formas más importantes en que los big data están ayudando a revelar la diversidad de especies es a través de la secuenciación del ADN. La secuenciación del ADN permite a los científicos determinar la composición genética de los organismos, que luego puede usarse para identificar nuevas especies y rastrear las relaciones evolutivas entre diferentes especies. Por ejemplo, un estudio reciente utilizó la secuenciación del ADN para identificar 10 nuevas especies de peces en la selva amazónica.
Los macrodatos también están ayudando a los científicos a rastrear la distribución de las especies. Al recopilar datos sobre la ubicación de diferentes especies, los investigadores pueden crear mapas que muestren dónde se encuentran las especies y cómo cambian sus distribuciones con el tiempo. Esta información se puede utilizar para identificar áreas importantes para la conservación, así como para rastrear la propagación de especies invasoras. Por ejemplo, un estudio reciente utilizó big data para rastrear la propagación del barrenador esmeralda del fresno, una especie invasora que está matando a los fresnos en América del Norte.
Por último, los macrodatos están ayudando a los científicos a comprender las relaciones entre diferentes especies. Al analizar datos sobre las interacciones entre diferentes especies, los investigadores pueden aprender cómo las especies dependen unas de otras y cómo compiten entre sí. Esta información se puede utilizar para comprender cómo funcionan los ecosistemas y cómo cambian con el tiempo. Por ejemplo, un estudio reciente utilizó big data para comprender las relaciones entre diferentes especies de plantas y animales en el ecosistema del Serengeti en África.
En conclusión, el big data es una poderosa herramienta que está ayudando a los científicos a revelar la diversidad de especies de la Tierra. Al recopilar y analizar grandes cantidades de datos, los investigadores pueden identificar nuevas especies, rastrear la distribución de especies y comprender las relaciones entre diferentes especies. Esta información es esencial para la conservación y para comprender cómo funcionan los ecosistemas.