El foco de la investigación fueron las arañas saltarinas, conocidas por su excelente visión y su destreza en la caza. El estudio encontró que estas arañas pasaban por períodos de inactividad y reducían su capacidad de respuesta a estímulos externos, comportamientos que se parecían mucho al sueño de otros animales.
Sorprendentemente, las arañas exhibieron dos tipos distintos de estados similares al sueño:sueño tranquilo y sueño activo. Durante el sueño tranquilo, las arañas permanecían inmóviles y sin responder a las perturbaciones, al igual que los humanos durante el sueño profundo. El sueño activo, por el contrario, se caracterizaba por movimientos ocasionales de las piernas y espasmos, que recuerdan al sueño REM en los humanos.
Los investigadores incluso identificaron regiones cerebrales específicas en las arañas que pueden estar involucradas en la regulación del sueño, similar al papel del hipotálamo en el sueño humano. Estos hallazgos sugieren la presencia de un ciclo de sueño-vigilia análogo al nuestro, lo que sugiere además que el sueño puede ser un proceso biológico fundamental en diferentes especies.
Además, el estudio observó que las arañas saltadoras privadas de sueño presentaban capacidades de caza deterioradas, destacando la importancia del sueño para mantener funciones cognitivas y comportamientos normales. Esto enfatiza la importancia evolutiva del sueño, incluso en insectos como las arañas.
Las implicaciones de esta investigación se extienden más allá de nuestra comprensión del comportamiento de las arañas. Contribuye al creciente cuerpo de evidencia de que el sueño cumple funciones esenciales en todo el reino animal, lo que potencialmente arroja luz sobre las profundas raíces evolutivas del sueño y su importancia universal en la función y el comportamiento del cerebro.