Sin embargo, existe un campo de investigación emergente que explora la posible relación entre el lenguaje y la genética. Esta investigación se centra en la posibilidad de que los idiomas que hablamos puedan influir en nuestros procesos cognitivos, estructura cerebral e incluso nuestra percepción del mundo. Esta área de estudio aún se encuentra en sus primeras etapas y se necesita mucha más investigación para comprender completamente cualquier conexión potencial entre el lenguaje y la genética.
En términos de investigación sanitaria, la relación entre el lenguaje y la genética aún no está completamente explorada. Sin embargo, los investigadores reconocen la importancia de considerar factores lingüísticos en los estudios relacionados con la salud, particularmente cuando involucran a poblaciones diversas. Por ejemplo, comprender las preferencias lingüísticas de los participantes en la investigación y garantizar materiales de comunicación accesibles puede mejorar la inclusión y la eficacia de la investigación en salud. Al tener en cuenta la diversidad lingüística y los contextos culturales, los investigadores pueden garantizar una recopilación de datos, una interpretación y una aplicación de los hallazgos más precisas, lo que conducirá a mejores resultados de salud para todos.