1. Excedente de energía:cuando las bacterias se encuentran en un ambiente rico en nutrientes, a menudo consumen más de lo que necesitan inmediatamente. Este exceso de energía se utiliza luego para sintetizar PHA.
2. Enzimas PHA sintasa:Las bacterias poseen enzimas especializadas llamadas PHA sintasas, que son responsables de sintetizar polímeros de PHA. Estas enzimas polimerizan varias moléculas de acil-CoA de cadena corta para crear cadenas largas de PHA.
3. Fuente de carbono:Los átomos de carbono utilizados para construir cadenas de PHA se derivan de la descomposición de carbohidratos, ácidos grasos y otros compuestos orgánicos presentes en el medio ambiente.
4. Gránulos de almacenamiento:los PHA se almacenan como gránulos dentro del citoplasma de las bacterias. Estos gránulos pueden ocupar hasta el 90% del volumen de la célula, actuando como reservas de energía.
5. Tiempos de escasez:cuando los alimentos escasean, las bacterias degradan los gránulos de PHA para obtener carbono y energía. Las moléculas de PHA almacenadas se descomponen en unidades más pequeñas (monómeros) mediante depolimerasas de PHA específicas y se convierten en acetil-CoA, un intermediario metabólico central que puede usarse como fuente de energía.
6. Adaptación y supervivencia:la capacidad de acumular PHA durante épocas de abundancia permite a las bacterias sobrevivir durante períodos de escasez de nutrientes. Esta adaptación fisiológica es particularmente crucial cuando las bacterias enfrentan condiciones ambientales fluctuantes o un acceso impredecible a los nutrientes. Al formar una reserva de PHA, las bacterias pueden mantener los procesos celulares y sostenerse hasta que regresen condiciones más favorables.
7. Aplicaciones industriales:La producción de PHA ha ganado un interés significativo en diversas industrias. Debido a su biodegradabilidad y versatilidad, los PHA se utilizan en la producción de bioplásticos, recubrimientos y películas, entre otras aplicaciones.
En general, la creación de reservas de PHA es una adaptación inteligente empleada por las bacterias para gestionar las fluctuaciones en la disponibilidad de nutrientes. Al almacenar el exceso de energía en estos gránulos ricos en carbono, las bacterias aseguran su supervivencia y crecimiento potencial cuando las condiciones se vuelven menos favorables.