La premisa de que los malos trabajos convierten a algunas madres en malos padres carece de respaldo científico. Si bien cierto estrés relacionado con el trabajo, el agotamiento y la falta de equilibrio entre la vida personal y laboral pueden plantear desafíos, la gran mayoría de las mujeres trabajadoras son madres dedicadas y capaces. Es importante evitar generalizaciones dañinas y reconocer que muchos factores influyen en la eficacia de la crianza.