Financiamiento: El programa del transbordador espacial era costoso de mantener y operar. Cada misión del Shuttle costó cientos de millones de dólares. Ante las limitaciones presupuestarias, la NASA decidió centrar sus recursos en otros programas, como el desarrollo de la nave espacial Orion y el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS).
Defectos de diseño: El transbordador espacial tenía una serie de defectos de diseño que lo hacían vulnerable a accidentes. Estos defectos incluían el uso de propulsores de cohetes sólidos, que eran propensos a fallar, y la ubicación de los tanques de combustible en el exterior del vehículo, lo que los hacía vulnerables a sufrir daños.
Preocupaciones de seguridad: El programa del transbordador espacial tenía un historial de problemas de seguridad. Dos misiones del Shuttle, Challenger en 1986 y Columbia en 2003, provocaron la pérdida de la tripulación. Estos accidentes generaron preocupaciones sobre la seguridad del Shuttle y llevaron a una reevaluación del programa.
Limitaciones: El transbordador espacial tenía una serie de limitaciones que restringían su uso. Sólo podía transportar una cantidad limitada de carga, no estaba diseñado para misiones de larga duración y sólo podía lanzarse desde unos pocos lugares. Estas limitaciones hicieron que el Shuttle fuera menos versátil que otros vehículos de lanzamiento.
En lugar del transbordador espacial, la NASA se centra actualmente en el desarrollo de la nave espacial Orion y el sistema de lanzamiento espacial (SLS). Orion es una nueva nave espacial diseñada para transportar astronautas a destinos más allá de la órbita terrestre, incluidos la Luna y Marte. SLS es un vehículo de lanzamiento de carga pesada que se utilizará para lanzar Orion y otras cargas útiles al espacio.
La nave espacial Orion y el SLS todavía están en desarrollo y no se espera que estén operativos hasta mediados de la década de 2020. Mientras tanto, la NASA utiliza proveedores de lanzamiento comerciales, como SpaceX y Orbital ATK, para enviar carga y astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS).
El retiro del programa del Transbordador Espacial fue un importante punto de inflexión en la historia de los vuelos espaciales tripulados. Marcó el final de una era de misiones de transbordadores que había durado más de tres décadas. Sin embargo, también abrió la puerta a una nueva era de exploración espacial, con nuevas naves espaciales y vehículos de lanzamiento que llevarán a los astronautas a nuevos destinos más allá de la órbita terrestre.