Vivir juntos antes del matrimonio a menudo se considera una forma de poner a prueba una relación y garantizar la compatibilidad, pero no hay evidencia que sugiera que reduzca el riesgo de divorcio. Si bien la convivencia puede proporcionar a las parejas información valiosa sobre los hábitos y preferencias diarios de cada uno, los estudios realizados no han demostrado consistentemente una conexión entre vivir juntos antes del matrimonio y el éxito matrimonial a largo plazo. El divorcio implica dinámicas complejas que a menudo no están determinadas exclusivamente por acuerdos de vida prematrimoniales. Por lo tanto, sería inexacto afirmar que la convivencia ofrece un matrimonio definitivo "a prueba de divorcio".