Sin embargo, otras investigaciones han encontrado que el presupuesto participativo también se puede utilizar para generar clientelismo político. Esto puede ocurrir cuando un subconjunto de ciudadanos tiene acceso preferencial al proceso presupuestario. Por ejemplo, los políticos pueden crear barreras artificiales a la participación o dirigir fondos a sus propios distritos.
El grado en que el presupuesto participativo conduce al clientelismo político depende de una serie de factores, incluido el diseño del proceso de presupuesto participativo, la cultura política de la comunidad y el nivel de transparencia y rendición de cuentas en el gobierno.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de cómo se ha utilizado el presupuesto participativo para el clientelismo político:
- En Chicago, Illinois, EE.UU., el proceso de presupuesto participativo de la ciudad ha sido criticado por ser utilizado por el alcalde para recompensar a sus aliados y castigar a sus oponentes.
- En Porto Alegre, Brasil, el proceso de presupuesto participativo de la ciudad fue elogiado por ser un modelo de cómo los ciudadanos pueden participar en la asignación de recursos públicos. Sin embargo, el proceso también ha sido criticado por ser utilizado por las élites locales para mantener su poder.
- En Mumbai, India, el proceso de presupuesto participativo de la ciudad se ha utilizado para promover los intereses de la clase media de la ciudad, ignorando las necesidades de los pobres de la ciudad.
En general, la evidencia sobre la relación entre la presupuestación participativa y el clientelismo político es mixta. El presupuesto participativo puede reducir potencialmente el clientelismo político, pero también puede utilizarse para fomentar el clientelismo político. El grado en que el presupuesto participativo conduce al clientelismo político depende de una serie de factores, incluido el diseño del proceso de presupuesto participativo, la cultura política de la comunidad y el nivel de transparencia y rendición de cuentas en el gobierno.