1. Volumen y Velocidad: Las plataformas de redes sociales están inundadas de una gran cantidad de contenido, incluida información errónea, lo que dificulta que las plataformas identifiquen y eliminen todo el contenido dañino. La rápida difusión de información errónea se ve acelerada aún más por la naturaleza viral de las redes sociales, donde los usuarios pueden compartir y amplificar fácilmente información falsa.
2. Indicadores de falta de credibilidad: A diferencia de los medios de comunicación tradicionales, a menudo faltan indicadores claros de credibilidad para la información compartida en las redes sociales. Es posible que los usuarios no sean conscientes de la fuente de la información o de su confiabilidad, lo que dificulta distinguir entre información precisa e inexacta.
3. Sesgo de confirmación y percepción selectiva: Las personas tienden a buscar información que confirme sus creencias existentes y a ignorar la información que las contradice. Este fenómeno, conocido como sesgo de confirmación, puede hacer que las personas sean más susceptibles a recibir información errónea que se alinee con sus puntos de vista existentes. La percepción selectiva lleva a las personas a interpretar la información basándose en sus creencias y valores preexistentes, lo que refuerza aún más la información errónea.
4. Apelaciones emocionales: La información errónea a menudo juega con las emociones de las personas, como el miedo, la ira o la indignación, lo que puede nublar el juicio y hacer que las personas sean más propensas a compartir y creer información inexacta sin una evaluación crítica.
5. Falta de contexto: Las publicaciones en las redes sociales a menudo carecen de contexto, lo que dificulta que los usuarios comprendan la historia completa o verifiquen la exactitud de la información. La información errónea se puede presentar de una manera que parezca creíble sin proporcionar pruebas o fuentes que la respalden.
6. Personalización algorítmica: Los algoritmos de las redes sociales personalizan las experiencias de los usuarios en función de sus intereses y participación. Esto puede crear "cámaras de eco" donde las personas están expuestas a una gama limitada de contenidos, lo que refuerza sus creencias y hace que sea menos probable que encuentren puntos de vista opuestos o información precisa.
7. Incentivos financieros: Algunos individuos o grupos pueden difundir intencionalmente información errónea para beneficio personal, incentivos financieros o motivos políticos. Crean contenido engañoso o sensacionalista para llamar la atención, generar clics o influir en la opinión pública.
8. Desafíos técnicos: Las plataformas de redes sociales evolucionan constantemente, lo que dificulta el desarrollo e implementación de estrategias efectivas de moderación de contenido. Además, los deepfakes y los medios manipulados pueden complicar aún más los esfuerzos para identificar y eliminar información falsa.
Para combatir eficazmente la desinformación sobre la COVID-19, las plataformas de redes sociales, los gobiernos, las organizaciones de salud pública y los educadores en alfabetización mediática deben colaborar e implementar estrategias integrales que incluyan moderación de contenidos, verificación de datos, educación de los usuarios y promoción de fuentes de información creíbles.