Una forma en que los terroristas utilizan el lenguaje para justificar sus acciones es culpabilizando a las víctimas. Al retratar a las víctimas de ataques terroristas como si de alguna manera merecieran su destino, los terroristas intentan desviar la culpa de ellos mismos y recaerla sobre sus objetivos. Por ejemplo, una organización terrorista podría afirmar que un atentado suicida estaba justificado porque las víctimas eran "infieles" o porque apoyaban a un gobierno que se considera opresivo. Este tipo de retórica sirve para deshumanizar a las víctimas y facilitar que los terroristas justifiquen su violencia.
Los terroristas también utilizan el lenguaje para manipular a sus seguidores y reclutas potenciales. Al emplear una retórica emotiva e incendiaria, pueden crear una sensación de miedo e ira entre su público objetivo. Esto luego puede usarse para justificar la violencia como una respuesta necesaria a la amenaza percibida. Por ejemplo, un grupo terrorista podría afirmar que está llevando a cabo ataques para "defender" su religión o su pueblo de quienes son percibidos como enemigos.
Por último, los terroristas suelen utilizar el lenguaje para negar su responsabilidad por sus acciones. Pueden afirmar que actúan en defensa propia o que su violencia es simplemente una reacción a las acciones de otros. Este tipo de negación puede dificultar que las personas responsabilicen a los terroristas por sus crímenes y también puede dificultar la resolución pacífica de conflictos.
El uso del lenguaje para justificar la violencia es un problema grave que puede tener un impacto devastador en las personas y las sociedades. Es importante ser conscientes de las formas en que los terroristas utilizan el lenguaje para manipular y engañar a sus seguidores y ser críticos ante cualquier afirmación de que la violencia esté alguna vez justificada.