Esperar puede agravar el problema. Cuanto más lucha un niño con la lectura, más difícil le resultará ponerse al día. Esto se debe a que la lectura es una habilidad acumulativa:cada nuevo concepto se basa en los anteriores. Si un niño se queda atrás, perderá información y habilidades esenciales, lo que hará aún más difícil ponerse al día más adelante.
Esperar puede provocar baja autoestima y ansiedad. Las dificultades con la lectura pueden hacer que un niño se sienta frustrado, avergonzado y avergonzado. Esto puede provocar baja autoestima y ansiedad, lo que puede interferir aún más con su capacidad de aprender.
Esperar puede limitar las oportunidades. Los niños que tienen dificultades con la lectura pueden tener dificultades para seguir el ritmo de sus compañeros en la escuela. Esto puede limitar sus oportunidades de éxito académico, así como su desarrollo social y emocional.
La intervención temprana puede marcar una gran diferencia. Cuanto antes reciba ayuda un niño para sus dificultades de lectura, más probabilidades tendrá de tener éxito. Hay una variedad de intervenciones efectivas disponibles, como tutorías, especialistas en lectura y programas de educación especial. Estas intervenciones pueden ayudar a los niños a ponerse al día con sus compañeros y desarrollar las habilidades que necesitan para tener éxito en la escuela.
Si le preocupa la lectura de su hijo, no espere a ver si dejará de leer cuando crezca. Hable con el maestro o el pediatra de su hijo acerca de sus inquietudes. Pueden ayudarle a determinar si su hijo necesita apoyo adicional.