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La polarización política ha sido un tema de creciente preocupación para las personas en muchas áreas de sus vidas, asomando la cabeza en todo, desde reuniones familiares hasta relaciones laborales y campañas electorales.
La crisis de la COVID-19 ha demostrado que la polarización (extremos en las opiniones y/o erosión de un centro político más moderado) puede tener consecuencias reales de vida o muerte. Cómo manejar el estrés de la polarización y cómo funcionar cuando nos rodea es ahora una habilidad necesaria pero subdesarrollada para muchos de nosotros.
Para funcionar en una sociedad cada vez más polarizada, primero debemos conocer el origen de la división. En política, a menudo asumimos que el desacuerdo surge de conflictos sobre las direcciones de las políticas.
La literatura de ciencia política, sin embargo, cuestiona esta noción. De hecho, no es el desacuerdo sobre la política lo que impulsa la polarización, sino nuestros sentimientos emocionales y percepciones sobre la naturaleza del mundo que nos rodea.
Este es el argumento de peso detrás del libro ¿Prius o Pickup? Cómo las respuestas a cuatro preguntas sencillas explican la gran división de Estados Unidos , por los politólogos estadounidenses Marc Hetherington y Jonathan Weiler. Su trabajo demuestra cómo nuestras respuestas emocionales a ideas y eventos están profundamente conectadas con nuestra visión del mundo.
Cuatro preguntas
Podemos obtener una visión significativa de nuestras propias ideas sobre la naturaleza del mundo y cómo se relaciona con las opiniones de los demás respondiendo algunas preguntas sobre la crianza de los hijos:
¿Cuál de las siguientes cualidades es más importante que tengan los niños?
Cuanto más centrado esté un individuo en el respeto, la obediencia, los buenos modales y el buen comportamiento, es más probable que mantenga lo que Hetherington y Weiler identifican como una visión del mundo "fija".
Cuanto más énfasis pone un individuo en la independencia, la autosuficiencia, la curiosidad y la consideración, más probable es que tenga una visión del mundo "fluida".
La base de estas diferencias es emocional o "afectiva". Aquellos de nosotros que gravitan hacia el extremo fijo del espectro tendemos a considerar el mundo como un lugar peligroso lleno de amenazas, mientras que las personas que gravitan hacia el extremo fluido tienden a ver el mundo como un lugar seguro para explorar.
Por supuesto, muchas personas en la sociedad se encuentran en algún punto intermedio y nuestra posición en el espectro puede cambiar con las experiencias de vida que influyen en nuestras percepciones. Lo que es fundamental, sin embargo, es comprender que las diferencias se derivan de nuestro sentido emocional del mundo en lugar de problemas o posiciones políticas.
Desacuerdo a nivel visceral
Como explican Hetherington y Weiler:
"¿Por qué la política está tan polarizada si a la gente en realidad no le importan tanto los temas? Si a la gente realmente no le importa mucho la política, tal vez no sea necesariamente extremista en los temas. Pero aquí está la cosa:¿Qué pasa si ¿Simplemente entiendes el mundo completamente diferente a los del otro lado en tus entrañas?"
Este tipo de desacuerdo a nivel visceral plantea desafíos mucho mayores porque no solo hay desacuerdo sobre cómo manejar un problema como la respuesta al COVID-19, sino que también se cuestiona la naturaleza del problema en sí.
La polarización de COVID-19 que estamos viendo ilustra esta dinámica. Quienes están en contra de la vacunación contra el COVID-19 ven los mandatos gubernamentales, las restricciones de salud pública y los ciudadanos que las apoyan como el problema en cuestión. Como resultado, son estas medidas e individuos los que se convierten en el objetivo de su respuesta emocional.
Quienes están a favor de los mandatos de vacunación y otras medidas de salud pública, a su vez, probablemente vean a los antivacunas y a quienes violan las órdenes de salud pública como la fuente del problema.
Entonces, ¿cómo funcionamos cuando nos encontramos con estas divisiones impulsadas emocionalmente? No hay soluciones fáciles, pero existen algunas estrategias que pueden ayudar a controlar el estrés y reducir el impacto de este tipo de conflicto en nuestra vida cotidiana.
Estrategias para la desescalada
Primero, reconocer la base emocional es clave incluso cuando consideramos que nuestros propios puntos de vista están informados por la ciencia. Darse cuenta de que aquellos con quienes no estamos de acuerdo a menudo provienen de un lugar de miedo y ansiedad puede ayudar a reducir la frustración y es un paso hacia el desarrollo de empatía y/o compasión por su posición. Esto no significa estar de acuerdo con ellos, sino simplemente crear un espacio para validar su experiencia emocional.
Al principio de mi formación previa para ser trabajador social, desconté el valor de la validación. Sin embargo, una vez que practiqué en el "mundo real", rápidamente me di cuenta del valor que tiene escuchar la percepción emocional de alguien, reconocerla y reflejarla.
Frases como "eso debe ser frustrante" o "eso debe ser muy difícil" pueden parecer trilladas en abstracto, pero son herramientas invaluables cuando se comparten genuinamente en varios tipos de interacciones, y pueden reducir la tensión de inmediato.
Si bien esta práctica por sí sola no transformará los puntos de vista, es una habilidad importante que podemos emplear para mantener relaciones con otras personas que tienen diferentes visiones del mundo y puede ayudar a prevenir una mayor alienación.
Ese es un paso pequeño pero necesario si queremos evitar funcionar en cámaras de eco en las que solo interactuamos con aquellos que ya están de acuerdo con nosotros.