1. Capacidad y moderación térmica: El agua tiene una alta capacidad de calor, lo que significa que se necesita mucha energía para aumentar su temperatura. Esto actúa como un regulador de temperatura masiva. Los océanos absorben una gran cantidad de energía solar, evitando fluctuaciones de temperatura extrema en las masas de tierra. Esta es la razón por la cual las áreas costeras tienden a tener climas más suaves que las regiones del interior.
2. Evaporación y precipitación: El agua se evapora desde la superficie, formando nubes que transportan la humedad a través del mundo. Este ciclo influye en los patrones de precipitación, con regiones que reciben más lluvia o nieve dependiendo de factores como la proximidad a los océanos y la circulación atmosférica. Las variaciones en este ciclo pueden conducir a sequías o inundaciones, afectando los ecosistemas y las sociedades humanas.
3. Formación de albedo y nube: Las superficies de agua reflejan una cantidad significativa de luz solar (Albedo alto), mientras que las superficies terrestres se reflejan menos. Esto afecta el equilibrio energético general del planeta. Además, las nubes, formadas por vapor de agua, pueden reflejar la luz solar en el espacio (efecto de enfriamiento) o al calor de trampa en la atmósfera (efecto de calentamiento), dependiendo de su tipo y grosor.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo el agua influye en el clima. Es una interacción compleja de procesos que da forma a los patrones climáticos y al clima general de nuestro planeta.