1. El zorro ártico: El zorro ártico ha desarrollado un abrigo de piel blanco grueso que se combina sin problemas con el paisaje nevado, lo que dificulta que los depredadores detecten. Esta adaptación es crucial para la supervivencia en el entorno ártico duro, donde el camuflaje es esencial tanto para la caza como para evitar a los depredadores.
2. El cactus: Los cactus están adaptados para sobrevivir en desiertos áridos. Han evolucionado la piel gruesa y cerosa para reducir la pérdida de agua a través de la transpiración, y sus raíces se extienden ampliamente para absorber la mayor cantidad de agua posible durante la lluvia rara. Las espinas de los cactus son hojas modificadas que sirven como mecanismo de defensa contra los herbívoros y ayudan a reducir la pérdida de agua mediante la creación de un microclima alrededor de la planta.
3. La mantis de oración: La mantis de oración ha evolucionado sus piernas delanteras para que sean extremadamente fuertes y adaptadas para agarrar presas. Estas patas están cubiertas de espinas afiladas que ayudan a asegurar su captura. El camuflaje de la Mantis, que le permite mezclarse en su entorno, ayuda aún más a la caza. Esta combinación de adaptaciones hace que la mantis rezada sea un depredador altamente exitoso.