- Terremotos: Estos pueden provocar cambios repentinos y dramáticos en la superficie de la Tierra, como deslizamientos de tierra, tsunamis y la formación de nuevas montañas y valles.
- Erupciones volcánicas: Estos pueden liberar grandes cantidades de cenizas y polvo a la atmósfera, lo que puede bloquear la luz solar y provocar un efecto de enfriamiento en el clima de la Tierra. También pueden producir flujos de lava que pueden destruir grandes extensiones de tierra.
- Inundaciones: Estos pueden causar grandes daños a la propiedad y la infraestructura, y también pueden provocar la propagación de enfermedades. En algunos casos, las inundaciones también pueden crear nuevas formas de relieve, como deltas y llanuras aluviales.
- Sequías: Estos pueden provocar pérdidas generalizadas de cosechas y hambrunas, y también pueden conducir a una disminución de la biodiversidad. En algunos casos, las sequías también pueden provocar el colapso del suelo, formando sumideros.
- Tormentas: Estos pueden provocar fuertes vientos, fuertes lluvias y nieve, que pueden dañar edificios, infraestructura y cultivos. Los huracanes también pueden producir marejadas ciclónicas, que son muros de agua que pueden inundar las zonas costeras.
- Impactos de meteoritos: Estos pueden causar cráteres, cuyo tamaño puede variar desde unos pocos pies hasta cientos de kilómetros de diámetro. Algunos impactos de meteoritos también se han asociado con extinciones masivas, como la que ocurrió hace 66 millones de años y acabó con los dinosaurios.
- Deriva continental: Este es el lento movimiento de los continentes de la Tierra a lo largo del tiempo. Es causada por el movimiento de las placas tectónicas de la Tierra, que son los grandes trozos de roca que forman la corteza terrestre. La deriva continental ha sido responsable de la formación de muchas de las principales cadenas montañosas de la Tierra, incluidos el Himalaya y los Andes.