En gran medida sí. El paisaje determina la plantilla física en la que se encaja un arroyo y, por tanto, influye en cómo debe restaurarse. Por ejemplo, un arroyo en un valle estrecho con lados empinados tendrá diferentes requisitos de restauración que un arroyo en una llanura aluvial amplia y plana. El paisaje también influye en la hidrología de un arroyo, que es otro factor importante a considerar al planificar la restauración.